Un anillo rojo. Un pañuelo en la cabeza. Abstraerse. Flotar un poco. Subir y bajar once pisos por escaleras. Estar con una amiga con la que los silencios no incomodan. Mirar esa maldita telenovela. Volver a la casa. Seguir buscando. No saber muy bien qué ni cómo pero seguir buscando. Un ventilador que hace ruido. Acordarse del ventilador que quedó en su casa y no devolvió. Acordarse de todo lo que se llevó y no devolvió. Acordarse de todo lo que rompió sin tener conciencia de nada. Como si uno fuera la nada. Leer cuatro veces un correo antes de mandarlo. Mandarlo. A todos, menos a él. Poner la quintapenas abajo de la almohada y rogarle a ningún santo por favor no soñar con su cara. Poner la mano cerca del corazón que se acelera y pensar que todo pasa. Intentar pensar cosas hermosas en donde poner las energías.
Un anillo rojo de mi madre. Un pañuelo que costó tres pesos en la cabeza. Que pase, que no vuelva.
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